Dueño bien amado:

  • Dame de beber y de comer y cuídame.
  • Cuando termine el trabajo del día dame un lugar limpio y apropiado para cobijarme.
  • Háblame porque a menudo tu voz reemplazará las riendas, el freno y la cuarta.
  • Sé bueno conmigo y te serviré más alegremente, acaríciame y enséñame a trabajar con buena voluntad.
  • No me castigues si no te comprendo, con gusto te sirvo hasta donde mis fuerzas me alcanzan.
  • No me juzgues desobediente si soy lento en obedecer.
  • No olvides que estoy dispuesto a morir en tu servicio y cuando el fin esté próximo, cuando ya no pueda servirte, no me dejes morir de hambre ni de frío y no me vendas a un amo desconocido.
  • Sé bueno y dame una muerte rápida con tus propias manos; Dios te lo recompensará aquí y en la eternidad y mis sufrimientos serán menos.

Perdona haberte dirigido esta plegaria que te imploro no olvides en nombre de Aquél que también nació en un establo… Amén